Nuestra obediencia a Dios trae bendiciones y multiplicación a mil generaciones. Seremos bendecidos en la ciudad y bendecidos en el campo; bendecidos al entrar y bendecidos al salir. Seremos bendecidos por encima de todo lo que podamos pedir o imaginar. Incluso nuestros hijos, y los hijos de sus hijos, serán bendecidos porque elegimos obedecer a Dios. El es fiel y El es un Dios que guarda el pacto.

Cuando elegimos obedecer a Dios, las decisiones nos distinguen. Cuando nos alejamos de los miembros de nuestra familia que se niegan a obedecer a Dios, seremos apartados, y seremos usados para la gloria de Dios. No importa de que linaje vengamos, ahora estamos injertados en el linaje de Dios. Somos redimidos de las viejas practicas en la familia, y ahora somos parte de la familia de Dios. Todos los pecados de nuestros antepasados son limpiados y ahora tenemos un nuevo pacto de gracia, y ya no estamos bajo la maldición; ahora somos limpiados por la sangre del cordero. Ahora estamos cubiertos por la sangre de Jesús y liberados de la ley del pecado y de la muerte.

Por el sacrificio final de Jesús en la cruz, ahora somos redimidos, cuando elegimos obedecer y seguir a Jesús. Él es nuestro Rey de reyes y Señor de señores. Deja de ser envidioso y celoso del regalo de otra persona porque lo que estás haciendo para el Señor también es importante.

Querido Padre Celestial,

Gracias por morir en la cruz para salvarme. No tomo a la ligera la sangre que fue derramada en el Calvario para salvarme. Todo comenzó en el altar del sacrificio. Gracias por la sangre, Señor Jesús. Así como los hijos de Coré se separaron y tomaron la decisión distintiva de apartarse de su propia carne y sangre para honrarte, ayúdame Señor a apartarme de mi pasado perverso y de mi ascendencia torcida, llena de idolatría. No quiero amargarme por no ser visto y reconocido por todo lo que he hecho. Señor, ayúdame a ver que mi papel en tu Reino también es importante. Espíritu Santo, guíame y dirige mis pasos. En el Nombre de Jesús, te lo ruego. Amén.

 

Puedes redimir tu apellido. Tu apellido está asociado con decisiones correctas o incorrectas. Usted puede haber sido criado en un ambiente sin Dios; usted puede elegir cambiar su vida y servir a Dios. Usted no tiene que caminar en maldiciones generacionales. El Espíritu Santo puede ser tu herencia. Jesús puede liberarte y puede quitar la vergüenza de tu familia. Tu puedes superar aquello en lo que fuiste criado. "Escoge hoy a quién servirás... Pero en cuanto a mí y a mi casa, ¡serviremos al Señor!". (Josué 24:15) Puedes comenzar tu propia tradición familiar: orar, ayunar, adorar y seguir yendo a la casa de Dios. Canta, adora y sirve a Dios.